Santiago fue uno de los doce Apóstoles de Jesús. Hijo del Zebedeo, trabajó
como pescador hasta que escuchó la llamada de Jesucristo. Por su carácter
vehemente e impetuoso se le ha denominado "Hijo del Trueno". La
tradición le identifica como el Apóstol que evangelizó la península, aunque
muere mártir en Palestina. La leyenda afirma que Santiago fue trasladado hasta
las tierras que evangelizó, siendo enterrado en Compostela, donde se descubre
su tumba en el siglo IX.
El apóstol que la tradición cristiana llama Santiago el Mayor era uno de
los dos hijos de Zebedeo y Salomé; su hermano fue Juan el Evangelista, también
apóstol.
Invitado por Jesús "junto a su hermano e inmediatamente después de
Pedro y Andrés- a hacerse “pescador de hombres", fue uno de los apóstoles
que tuvo una relación más íntima y cercana con el hijo de Dios.
Le acompañó en los primeros días de la difusión de la palabra; estuvo
presente en el Monte de los Olivos recibiendo de los labios de Jesús el anuncio
de la destrucción del templo de Jerusalén, de la completa ruina de la ciudad y
de las catástrofes que precederán al final de los tiempos; y fue testigo de la
última aparición de Jesús en Galilea tras su resurrección.
Murió, entre los años 41 y 44, decapitado por orden de Herodes Agripa I,
cuando el rey de los judíos, en un intento postrero e inútil de conseguir la
confianza de Roma, intensificó la persecución de las primeras comunidades
cristianas.
Según la tradición, a la muerte de Jesús los apóstoles se repartieron los
lugares en que debían predicar, correspondiéndole a Santiago España y las
regiones occidentales.
Las leyendas jacobeas recogen dos versiones acerca de la presencia del
Apóstol Mártir en la península hispánica; la primera afirma que recorrió
Asturias, Galicia, Castilla y Aragón predicando la palabra de Dios con escaso
éxito.
Relata además que durante esta misión se le apareció la Virgen junto al
Ebro, sobre una columna, y allí se le ordenó construir una iglesia. La segunda
versión sostiene que tras el martirio, su cuerpo fue llevado en barco por sus
discípulos desde Jerusalén hasta Iria Flavia, en el Finisterre.
Aquí la historia y la leyenda se funden para crear un relato colorista. Una
vez decapitado, su cuerpo fue arrojado fuera de la ciudad como pasto de perros
y fieras, pero sus discípulos al caer la noche, lo recogieron y lo llevaron al
puerto de Jope, donde providencialmente apareció una embarcación aparejada y
sin tripulación.
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